CALIFORNIA, Estados Unidos.- Un equipo de científicos perforaron parte de la Antártida hasta llegar al lago Whillans, una bolsa de agua en estado líquido ubicado por debajo de las grandes capas de hielo. Allí descubrieron la presencia de bacterias vivas, células con ADN que podrían tener una antigüedad de 100.000 años.
Lo más sorprendente del descubrimiento fueron las condiciones en las que estos microorganismos se habían mantenido con vida a lo largo del tiempo. De acuerdo al análisis de los especialistas, se presentaba un contexto similar al que existe en otros planetas.
Hasta allí no llega la luz solar, por lo que la vida de las bacterias depende del material orgánico presente en el lago o en otras fuentes, tales como los minerales de las rocas del continente o microbios en descomposición. Determinar con precisión la fuente de vida será el trabajo que encarará ahora el equipo de investigadores. LA GACETA